Humillación,
vergüenza, huracán, tormenta...todo lo que se nos ocurra, pero la verdad es que
Alemania puso en su sitio a Brasil ante sus propios aficionados y le propinó una
paliza histórica y que dejará una huella profunda (1-7). Por fin se le cayó la
careta a Scolari y a una tropa escasa de calidad y fútbol, más aún si tiene las
ausencias de Thiago Silva y Neymar.