Estamos mareados, profundamente mareados, y ¿debido
a qué?, ¿qué nos perturba?, ¿qué ha generado esta situación que parece no tener
fin?
Es complicado. Complicado y triste. Todo está
cambiando. Ahora vivimos el deporte, aquel glorioso deporte que nos ha dado
mundiales de fútbol, de motos, de F1, entre insultos, entre conchas de madres
(o hermanas, ¡qué más da!), entre actas mal redactadas, entre defraudaciones a
Hacienda, entre presiones a colegiados para arbitrar de una u otro manera
determinada. Vivimos en un contexto deportivo en el que, sin entrar en la
voluntariedad de la acción, un piloto tira al suelo a otro cuando van a 200
km/h.
El deporte agoniza, reflexión sobre la actual situación |
Y esto, esto no es deporte. Esto es polémica, y esto
vende. Vende a costa de sacar el ámbito más inhumano de la actividad deportiva
y de la vida misma, incitando a la trampa, incitando incluso me atrevería a
decir, a la violencia. Basta. ¿Dónde quedaron los valores del deporte? Cuantos se suman ahora al carro de cualquier
deporte, equipo o deportista solo por la agria y morbosa polémica. Me
entristece. Debería entristecernos, y sin embargo no alegra.
Que esto nos guste significa que nos divertimos con
el sufrimiento de otros. Nos divierte que un futbolista sea sancionado y se pierda
una serie de partidos, nos divierte que un árbitro sea insultado, nos divierte
que se lesione un deportista y se pierda el acontecimiento más importante de la
temporada, nos divierte que un piloto caiga, y que otro sea sancionado por
hacerlo caer. Nos divierte la angustia, el miedo, la desesperación, la tristeza,
la soledad. Pero claro, no lo olvidemos, siempre ajena. Disfrutamos con el mal
de otros. Nos hace felices la infelicidad de los demás. Quizás no hagamos esto
de manera voluntaria. Y es que miles de palabras inundan nuestras webs y
periódicos, miles de perturbadas opiniones resuenan en las emisoras
radiofónicas de nuestro país, miles de imágenes llenan nuestras televisiones, y
esto nos llena la retina de mal, inundan nuestro subconsciente de maldad. De
hecho, incluso estas líneas que están leyendo proceden de la polémica.
Todos conocemos esta situación, sin embargo, pocos
conocen a los campeones de España de Curling, o de Kitesurf. Todos conocemos a
la hora que se acuesta y se levanta un tal portugués apodado ‘CR’. Conocemos
como se peina, que gomina usa, e incluso conocemos la marca de su ropa
interior, pero nadie, o casi nadie, conoce que hace unos días David Casinos
revalidó su título de campeón del mundo de lanzamiento de discos para ciegos.
Sumaos a la polémica. Disfrutad de ella, reíros,
sentíos orgullosos de lo que hacéis. Disfrutad de vuestros deportes morbosos de
45 minutos diarios, de vuestros tertulianos que alimentan y ensucian vuestras
torpes conciencias. Que se sume al carro el que así lo desee. Yo no quiero un
fútbol así, no quiero un deporte así. Yo no me bajo del carro, me tiró de él en
marcha, y busco un nuevo carro, un carro que solo podemos construir todos y
cada uno de nosotros, un carro que nos devuelva la esperanza, que nos devuelva
la emoción, un carro que traiga consigo un soplo de aire fresco que nos susurre
“deporte…” Entonces, y solo entonces, volveremos a respirar
deporte, volveremos a ser deporte. Volveremos a ser felices.
Autor: Jotita Romero (@jotitaromgon26).