Un Sevilla-Atlético es un
partido de alta tensión, sobre todo después de la pugna por alcanzar puestos
europeos en los últimos años. Cada gol es un paso adelante para seguir soñando
con Europa o incluso con el título, por lo que el valor de anotar es increíble.
Los goles del Sevilla-Atlético perteneciente a la segunda jornada tenían algo
más que su valor en común, el destinatario de su dedicatoria: Raúl García.
Despedida de Raúl García con los títulos que ha ganado en el Atleti |
El navarro es un guerrero
con el 'cholismo' metido en vena, con una capacidad innata para el sacrificio
tanto en el campo como fuera de él, entendiendo que la artillería pesada del
Atlético de Madrid en ataque no le deja hueco en el equipo, pero aún así lo
asume en silencio, sumando en lugar de restar con protestas. De este modo, su
despedida estuvo a la altura de un hombre que se tatuó la elástica rojiblanca
en la piel y cuyo rojo enfurecía más sudando sangre en cada partido. Los goles,
la victoria, incluso los gestos del Cholo durante el partido haciendo un ocho
con las manos, todo era un mensaje para el navarro antes de partir al Athletic
de Bilbao: eres uno de los nuestros.
“Se nos va un hombre, un
capitán. Merece la oportunidad”, no tardó en decir Simeone en rueda de prensa.
Con el mismo cariño se despedía Gabi, el capitanísimo, de otro de los
capitanes: “Le vamos a echar de menos”. Por otro lado, Koke le dedicó el gol
elevando ocho dedos al cielo para que el navarro supiera que cada gol es
también parte de él, sin olvidarse de un mensaje en redes sociales
agradeciéndole al navarro su apoyo desde que subió al primer equipo.
En la memoria del
aficionado queda la garra y el espíritu rojiblanco hecho futbolista. El
navarro pasó de no jugar, teniendo incluso que marcharse cedido, a ser una
pieza fundamental del hasta hoy mejor Atlético de la historia, ganador de una
liga y finalista de la UEFA Champions League. Raúl hizo suya la
frase "trabaja en silencio, deja que sea tu éxito el que haga
ruido", pero sin olvidar a su equipo cuando este le requería; si algo no
se le puede recriminar a Raúl García es que le faltó voluntad y esfuerzo.
Raúl García, celebrando un gol en el Bernabéu |
Muchos le echan en cara su
intensidad, tildándola de excesiva o incluso acusándole de violento; son los
mismos que no entienden el verdadero significado del 'cholismo'. Correr más que
nadie, cargarse de faltas y del enfado de los rivales, pelear cada balón por
alto para hacerlo tan fácil como un pase al pie... Raúl García no es violento,
simplemente defiende a su 'familia' dentro del terreno de juego.
Por todo ello, no me cabe
duda de que la suerte le sonreirá en el Athletic de Bilbao ni de
que cuando vuelva la ovación del Calderón serán de las que hacen temblar
todo Madrid. Este no es un artículo en el que se pueda encontrar un análisis
táctico en profundidad, sino más bien un humilde homenaje a uno de esos
jugadores que hacen el trabajo sucio y a los que los focos suelen ignorar.
Si en el futuro me
preguntan qué entiendo por 'cholismo' no dudaré en recurrir a palabras como
pundonor, sacrificio, sentimiento por la camiseta, lucha... y poco después me
vendrán nombres a la cabeza como el de Raúl García. Hoy en día, en el fútbol
moderno (que cada vez tiene menos de deporte y más de negocio) es raro
encontrar este tipo de futbolistas, alguien que firme un contrato no solo con
intención de cumplirlo (lo cual ya es raro últimamente), sino con intención de
hacer de esa camiseta su segunda piel.
Su valía no se mide en
goles o en los partidos jugados. Hay que esperar a que se vayan este tipo de
jugadores para apreciar su aportación al equipo y en este caso nadie puede
dudar de Raúl García. Gracias, gladiador.
Autor: Israel Mallén (@ismallen96).
Autor: Israel Mallén (@ismallen96).
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