miércoles, 9 de julio de 2014

El 'tiki-taken' alemán humilla a una vergonzosa Brasil.


Humillación, vergüenza, huracán, tormenta...todo lo que se nos ocurra, pero la verdad es que Alemania puso en su sitio a Brasil ante sus propios aficionados y le propinó una paliza histórica y que dejará una huella profunda (1-7). Por fin se le cayó la careta a Scolari y a una tropa escasa de calidad y fútbol, más aún si tiene las ausencias de Thiago Silva y Neymar.


A Brasil le duró el empuje de salida lo mismo que dura el himno, tres minutos. La gaseosa perdió muy rápido el gas y dejó al descubierto las miserias de una selección infame, que no sabe jugar al fútbol y que hasta el momento había conseguido esconder sus múltiples carencias gracias a errores rivales, del árbitro de turno y a su pasado. Si, porque Colombia y Chile pudieron ganar a la 'canarinha', pero el peso de la historia les afligió en los momentos decisivos. Llegó el pánzer alemán, tricampeón mundial, y su estilo de juego, ése que precisamente aborreció Scolari, para poner las cosas en su sitio con un vendaval que duró veinte minutos, del diez al treinta, marcar cinco goles y comenzar a reescribir la historia.

Las ausencias de Thiago Silva y Neymar no sirven de excusa. Es verdad que en defensa no estuvieron aplicados los brasileños y en ataque se echó de menos la magia del barcelonista. Pero también es cierto que todo habría sido igual. Era el día para decir adiós y para hacerlo como suele hacerse en estas ocasiones, de forma escandalosa. Alemania le cogió el hilo al partido desde los primeros minutos, consciente de los inicios en tromba local. E hizo algo que otros no pusieron en práctica: ir a buscar la salida del balón de la defensa local. Al no encontrar vías de pase los problemas se elevaron al infinito para los de Scolari. Sólo servía el pelotazo y si intentaban traspasar la muralla alemana del centro del campo sólo aparecían camisetas alemanas para robar y golpear con saña a un conjunto brasileño desquiciado, nervioso y fuera de sitio.


 Brasil nació con un balón en los pies, jugando al fútbol en cualquier rincón, adorando la pelota. Desde ayer el fútbol nunca será igual en el país sudamericano. Sin trabajo táctico, sin plan B y, lo más importante, con jugadores muy limitados, Scolari había impuesto una doctrina basada en la lucha, en la pelea, obviando la circulación del balón, el 'jogo bonito' que siempre caracterizó a la pentacampeona mundial. El balón, ese objeto de deseo, ese juguete al que los niños daban patadas en las favelas, es una pesadilla para la actual selección brasileña. Su apuesta mezquina le había dado frutos ante rivales endebles, pero el castillo se derrumbó ayer en el momento menos apropiado, ante su gente, en su Mundial. El 'Maracanzao' ya es historia, ahora se hablará del 'Mineirazo', de los siete goles que unos alemanes vestidos con los colores del Flamingo brasileño les hicieron a un equipo en ruinas. Scolari es el verdadero culpable de este siniestro y al menos tuvo el valor de reconocer su responsabilidad, pero ya es tarde. Sus formas, sus ideas y sus manías terminaron en el fondo del pozo, hundidas en la miseria.

Alemania, mientras tanto, disfruta de su gesta. Jugó el mejor partido del Mundial en el momento idóneo. Con medio Bayern en el conjunto titular, los alemanes han seguido la estela de la mejor España pero incluso con más gol. En sólo veinte minutos mostró al mundo el fútbol que poseen sus jugadores, toques cortos, pases al pie, desmarques por la banda...en fin, un catálogo de excelencias dirigidas por un Kroos majestuoso, un Khedira transformado y genial en el centro del campo, un Neuer fantástico en los momentos oportunos y un Müller pletórico por todas partes. Precisamente el del Bayern abrió la espita con un remate desde el borde del área pequeña completamente sólo. Después, Klose, que sobrepasó a Ronaldo como máximo goleador en los Mundiales, puso el segundo y ya el chaparrón no paró. Kroos en dos ocasiones y Khedira dejaron en una manita el partido al descanso. La tormenta amainaba, pero como una lluvia fina siguió el derribo en la segunda mitad. Schürrle hizo los otros dos y Ozil, ya al final, pudo poner el octavo en el marcador, pero su disparo se marchó fuera. El gol de Óscar en el descuento no sirvió ni para maquillar el resultado.



Alemania recuerda al mejor Barcelona y a la mejor España, sin duda, y es un fiel reflejo del fútbol actual en el que el balón es una pieza a conservar, a moldear con cariño y a tratar bien. Todo el juego teutón gira en torno a la presencia del esférico y a su circulación, siempre hacia la zona apropiada. En pases cortos, en pases largos, por arriba y por abajo. Así es el fútbol de hoy, el que proponen selecciones como Alemania, Colombia o España. Lejos quedan los que sólo saben correr, los peleones, los pragmáticos, es decir, Brasil. El resultado fue tan merecido para Alemania como escandaloso y vergonzoso para Brasil. Ganó el fútbol. Danke.


 - FICHA TÉCNICA -

1 - Brasil: Julio César; Maicon, David Luiz, Dante, Marcelo; Bernard, Luis Gustavo, Óscar, Fernandinho (Paulinho, kien. 46); Hulk (Ramires, min. 46) y Fred (William, min. 74).

7- Alemania: Neuer; Lahm, Boateng, Hummels (Mertesacker, min. 46), Howedes; Schweinsteiger, Khedira (Draxler, min. 76), Kroos, Ozil; Müller y Klose (Schürrle, min. 58).


Goles: 0-1, min. 11: Müller. 0-2, min. 23: Klose. 0-3, min. 25: Kroos. 0-4, min. 26: Kroos. 0-5, min. 29: Khedira. 0-6, min. 70: Schürrle. 0-7, min. 80: Schürrle. 1-7, min. 90: Óscar.

Arbitro: Marco Rodríguez Moreno (México), bien. Mostró tarjeta amarilla al brasileño Dante.


Incidencias:62.160 espectadores abarrotaron el Estadio Mineirao de Belo Horizonte.



Crónica realizada por Javier Costillas (@CosimonJav).

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