El Málaga, gracias a un gol de Portillo, venció al
Levante en la despedida de Schuster como entrenador local, que fue expulsado
por protestar una clara falta no señalada sobre Amrabat.
Sin objetivos en juego, con el orgullo como única
bandera, Málaga y Levante se enfrentaron en un encuentro en el que sólo los
locales se lo tomaron en serio. Era un día de despedidas y todos querían
disfrutar, los que se quedan y los que se van. Entre ellos, el entrenador
local, Bernd Schuster, que no continuará al mando de la nave blanquiazul.
Cuando alcanzas la última jornada ya sin objetivos a la vista, los futbolistas
se vuelven más conservadores, no meten la pierna con la misma fuerza ni juegan
con intensidad. Casi, casi se trata de una pachanguita de solteros contra
casados con público. Es lo que anoche sucedió en La Rosaleda, a pesar de que el
conjunto local se lo tomó un poquito más en serio quizá para agradar a su
propietario, ayer presente en la tribuna, y a su sufrida afición.