Era
la primera final adelantada para el Almería, ante su gente, obligado a dar una
buena imagen tras el tropiezo en Valladolid, que le metía en descenso. Los
rojillos tampoco estaban pasando un buen momento, sumergidos en un mar de dudas
tras precipitarse en cuestión de varias jornadas en la zona peligrosa por la
salvación.
Los
primeros compases estuvieron marcados por el miedo en el juego de ambos
conjuntos, que no conseguían concretar llegadas claras al área rival. El
Almería cedió la posesión al Osasuna, y el conjunto de Javi Gracia no lo
desaprovechó. En una jugada donde se descubrieron todas las facilidades que la
zaga rojiblanca concede, Oriol Riera batió a Esteban por su propio palo, con
mucha sangre fría, adelantando al Osasuna. El Almería, entonces, dio un cambio
radical, queriendo la pelota e intentando buscar ese espacio en la defensa
visitante para crear peligro. Sin embargo, no lo encontraba. Suso y Corona
fueron los verdaderos comandantes de los ataques locales, que veían como
insuficiente el esfuerzo y la calidad de sus dos bastiones, ya que cuando mejor
estaba el partido para los hombres de Francisco, el Osasuna golpeó de nuevo.
Tras una falta lateral botada por Roberto Torres, la defensa del Almería se
lió, y Marcelo Silva, concretamente, no defendió con intensidad a su hombre,
Arribas, que sin apenas oposición remató de cabeza a gol. Sería un gran jarro
de agua fría para los locales, que deberían remontar otro partido más.
La
segunda parte fue un monopolio absoluto del Almería, que no conseguía encontrar
ese último pase que le llevase al gol. La desesperación crecía en las filas
almerienses, que veían en el entramado defensivo rojillo un auténtico fortín
inexpugnable. Francisco, ya a la desesperada, varió el esquema táctico, jugando
con tres centrales y dos puntas, un 3-5-2, con Rodri, recién ingresado al
campo, y Soriano de puntas. Y en efecto, dio resultado momentáneo. Buena
incorporación desde segunda línea de Azeez que rompe a toda la zaga, dispara
mal pero rebota en un jugador visitante y el balón le cae a Soriano, que le
quita el polvo a la escuadra. Había partido, y el Almería achuchaba con todo lo
que tenía, incluso Soriano de nuevo estuvo a punto de marcar de nuevo, pero las
fuerzas se agotaron.
Tanto
que se agotaron que el Osasuna estuvo a punto de sentenciar, cuando Acuña, que
había sustituido a un lesionado Oriol Riera, fue derribado por Rafita justo
cuando se marchaba solo hacia la portería de Esteban, en un claro mano a mano.
El lateral local fue expulsado, y en esa misma jugada murió el partido. La
grada se marchaba desilusionada, ya que las opciones de que el Almería
permanezca en la Liga BBVA empiezan a reducirse poco a poco. En cambio, la
alegría de Osasuna lo decía todo. Los rojillos ahora se encuentran a dos puntos
del descenso, y pueden respirar. Pero que nadie se relaje, hasta el rabo todo
es toro, y mucho más en Primera División.
Crónica realizada por Mario Gómez (@MGomez_24)
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