Humillación,
vergüenza, huracán, tormenta...todo lo que se nos ocurra, pero la verdad es que
Alemania puso en su sitio a Brasil ante sus propios aficionados y le propinó una
paliza histórica y que dejará una huella profunda (1-7). Por fin se le cayó la
careta a Scolari y a una tropa escasa de calidad y fútbol, más aún si tiene las
ausencias de Thiago Silva y Neymar.
A
Brasil le duró el empuje de salida lo mismo que dura el himno, tres minutos. La
gaseosa perdió muy rápido el gas y dejó al descubierto las miserias de una
selección infame, que no sabe jugar al fútbol y que hasta el momento había
conseguido esconder sus múltiples carencias gracias a errores rivales, del
árbitro de turno y a su pasado. Si, porque Colombia y Chile pudieron ganar a la
'canarinha', pero el peso de la historia les afligió en los momentos decisivos.
Llegó el pánzer alemán, tricampeón mundial, y su estilo de juego, ése que
precisamente aborreció Scolari, para poner las cosas en su sitio con un
vendaval que duró veinte minutos, del diez al treinta, marcar cinco goles y
comenzar a reescribir la historia.
Las
ausencias de Thiago Silva y Neymar no sirven de excusa. Es verdad que en
defensa no estuvieron aplicados los brasileños y en ataque se echó de menos la
magia del barcelonista. Pero también es cierto que todo habría sido igual. Era
el día para decir adiós y para hacerlo como suele hacerse en estas ocasiones,
de forma escandalosa. Alemania le cogió el hilo al partido desde los primeros
minutos, consciente de los inicios en tromba local. E hizo algo que otros no
pusieron en práctica: ir a buscar la salida del balón de la defensa local. Al
no encontrar vías de pase los problemas se elevaron al infinito para los de
Scolari. Sólo servía el pelotazo y si intentaban traspasar la muralla alemana
del centro del campo sólo aparecían camisetas alemanas para robar y golpear con
saña a un conjunto brasileño desquiciado, nervioso y fuera de sitio.
Brasil
nació con un balón en los pies, jugando al fútbol en cualquier rincón, adorando
la pelota. Desde ayer el fútbol nunca será igual en el país sudamericano. Sin
trabajo táctico, sin plan B y, lo más importante, con jugadores muy limitados,
Scolari había impuesto una doctrina basada en la lucha, en la pelea, obviando
la circulación del balón, el 'jogo bonito' que siempre caracterizó a la
pentacampeona mundial. El balón, ese objeto de deseo, ese juguete al que los niños
daban patadas en las favelas, es una pesadilla para la actual selección brasileña.
Su apuesta mezquina le había dado frutos ante rivales endebles, pero el
castillo se derrumbó ayer en el momento menos apropiado, ante su gente, en su
Mundial. El 'Maracanzao' ya es historia, ahora se hablará del 'Mineirazo', de
los siete goles que unos alemanes vestidos con los colores del Flamingo brasileño
les hicieron a un equipo en ruinas. Scolari es el verdadero culpable de este
siniestro y al menos tuvo el valor de reconocer su responsabilidad, pero ya es
tarde. Sus formas, sus ideas y sus manías terminaron en el fondo del pozo,
hundidas en la miseria.
Alemania,
mientras tanto, disfruta de su gesta. Jugó el mejor partido del Mundial en el
momento idóneo. Con medio Bayern en el conjunto titular, los alemanes han seguido
la estela de la mejor España pero incluso con más gol. En sólo veinte minutos
mostró al mundo el fútbol que poseen sus jugadores, toques cortos, pases al
pie, desmarques por la banda...en fin, un catálogo de excelencias dirigidas por
un Kroos majestuoso, un Khedira transformado y genial en el centro del campo,
un Neuer fantástico en los momentos oportunos y un Müller pletórico por todas
partes. Precisamente el del Bayern abrió la espita con un remate desde el borde
del área pequeña completamente sólo. Después, Klose, que sobrepasó a Ronaldo
como máximo goleador en los Mundiales, puso el segundo y ya el chaparrón no paró.
Kroos en dos ocasiones y Khedira dejaron en una manita el partido al descanso.
La tormenta amainaba, pero como una lluvia fina siguió el derribo en la segunda
mitad. Schürrle hizo los otros dos y Ozil, ya al final, pudo poner el octavo en
el marcador, pero su disparo se marchó fuera. El gol de Óscar en el descuento
no sirvió ni para maquillar el resultado.
Alemania
recuerda al mejor Barcelona y a la mejor España, sin duda, y es un fiel reflejo
del fútbol actual en el que el balón es una pieza a conservar, a moldear con
cariño y a tratar bien. Todo el juego teutón gira en torno a la presencia del
esférico y a su circulación, siempre hacia la zona apropiada. En pases cortos,
en pases largos, por arriba y por abajo. Así es el fútbol de hoy, el que
proponen selecciones como Alemania, Colombia o España. Lejos quedan los que sólo
saben correr, los peleones, los pragmáticos, es decir, Brasil. El resultado fue
tan merecido para Alemania como escandaloso y vergonzoso para Brasil. Ganó el fútbol.
Danke.
- FICHA TÉCNICA -
1 - Brasil: Julio César; Maicon, David
Luiz, Dante, Marcelo; Bernard, Luis Gustavo, Óscar, Fernandinho (Paulinho,
kien. 46); Hulk (Ramires, min. 46) y Fred (William, min. 74).
7- Alemania: Neuer; Lahm, Boateng,
Hummels (Mertesacker, min. 46), Howedes; Schweinsteiger, Khedira (Draxler, min.
76), Kroos, Ozil; Müller y Klose (Schürrle, min. 58).
Goles: 0-1, min. 11: Müller. 0-2, min.
23: Klose. 0-3, min. 25: Kroos. 0-4, min. 26: Kroos. 0-5, min. 29: Khedira.
0-6, min. 70: Schürrle. 0-7, min. 80: Schürrle. 1-7, min. 90: Óscar.
Arbitro:
Marco Rodríguez Moreno (México), bien. Mostró tarjeta amarilla al brasileño
Dante.
Incidencias:62.160
espectadores abarrotaron el Estadio Mineirao de Belo Horizonte.
Crónica realizada por Javier Costillas (@CosimonJav).
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