Yacine Brahimi está a un paso de firmar por el Oporto. El franco-argelino estaría en la ciudad portuguesa a la espera del acuerdo definitivo entre ambos clubes, que se encuentra cerrado a falta de pequeños flecos.
30 de agosto del año 2012. Las oficinas de la planta noble del Nuevo Los Cármenes echan humo, el teléfono móvil de Juan Carlos Cordero recibe llamadas por segundo. La marcha de Carlos Martins; santo y seña del conjunto rojiblanco, líder dentro y fuera del campo y poseedor casi en exclusiva de la clase, la casta y la elegancia empieza a darse por hecha. El Benfica no pone fácil una nueva salida y el Granada decide acabar con el ciclo del de Lagos en el conjunto rojiblanco. Es, precisamente aquí, donde emerge la figura del menudo futbolista argelino. El Granada consigue la cesión de Yacine Brahimi, unas horas antes del cierre de mercado, procedente del Stade Rennes francés. La adquisición siembra algunas dudas en la parroquia rojiblanca, de fino paladar y exenta, en ocasiones, de dotes de realidad. Se esperaba con fervor el regreso de Carlos Martins, o en su defecto, la llegada de algún jugador con cierto renombre. Además, el hecho de que el fichaje se produjera casi a última hora, parecía dar la sensación de improvisación, de último recurso (recordemos aquí el caso Uche) de intento a la desesperada por parte de la directiva de cubrir una demarcación que estaba huérfana. Nada más lejos de la realidad. La verdad es que el tándem formado por Pina y Cordero, sabía una vez más lo que hacían. Llevaban tiempo siguiendo al jugador y eran perfectos conocedores de las virtudes que poseía. Se trataba de un valor en alza a poco que consiguiera explotar alguna de las tantas cualidades que atesoraba. Seguramente pensaron que la liga española resultaría el escenario ideal para disfrutar y servir de trampolín a sus enormes cualidades, que dicho sea de paso, no eran muy acordes con la liga francesa, donde la fuerza física se erige protagonista, circunstancia por la que quizá Brahimi no había destacado aun.
El periodo de duda e incertidumbre tardó poco en resolverse. Bastó con ver al jugador, hasta el momento desconocido, adueñarse del balón en el primer partido. Era imposible robarle el esférico. Nos encontramos ante un auténtico especialista del regate, del dribling, del gambeteo, como dirían los argentinos. De hecho, la pasada temporada fue el futbolista con el porcentaje de regates más elevado de toda la liga. Por encima, incluso, de jugadores como Messi o Cristiano Ronaldo. Esta estadística, acompañada de su buena temporada (3 goles y 4 asistencias), sirvieron para ponerlo en el escaparate y para que grandes equipos europeos centraran su mirada en él. Su actuación en el mundial de Brasil ha sido la guinda del pastel, donde ha conseguido marcar un gol y dar una asistencia, siendo partícipe del más que honorable y meritorio papel que ha hecho la selección argelina.
Las cifras de la operación aun no son oficiales, pero si el Granada consiguiera pactar un porcentaje por una futura venta, al menos quedaría la sensación de haber vendido bien al jugador, ya que el club portugués es un auténtico especialista en vender a jugadores por cantidades que doblan y triplican en muchos casos lo que se pagó por ellos. Aunque lo que nunca se podrá pagar será la magia innata que brotaba de las botas del mejor gambeteador de nuestra liga cada vez que tocaba el balón y que tanto ha hecho disfrutar a los aficionados granadinistas.
Gracias y suerte Yacine.
Artículo realizado por Sergio Rodríguez Caballero (@Sergio_RC_).
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