martes, 10 de junio de 2014

Análisis, método, trabajo y humildad, recetas del Málaga de Javi Gracia.


Javi Gracia (44 años, Pamplona) ya es el nuevo entrenador del Málaga de forma oficial. Firmó ayer su contrato por dos temporadas y desgranó su ideología futbolística cuando se presentó ante una nutrida representación de los medios de comunicación y con la presencia del vicepresidente ejecutivo del club, Moayat Shatat, y del director deportivo, Mario Husillos.


Gracia llega al Málaga después de una temporada con luces y sombras en Osasuna. Comenzó bien cuando cogió a un conjunto hundido y lo mantuvo lejos de los puestos de descenso hasta el último trayecto. Pero un fin de campaña nefasto le llevó a la Liga Adelante. Sin embargo, los directivos malaguistas se han dejado llevar por el trabajo, la tenacidad y la imagen del técnico, además de por su historial de ascensos en otros clubes, más que por el desastre de este año. "Buscábamos un estilo de juego, el estilo Málaga. Y Gracia cumple el perfil. Conoce la Liga, es un apasionado del fútbol, es metódico y trabajador, en definitiva, un hombre de club". Con estas palabras le definía Husillos durante su puesta de largo.

El técnico navarro cumple con creces los objetivos del Málaga. Olvidada la etapa de Schuster, buena en lo deportivo pero complicada en cuanto a la sintonía con jugadores, directivos y aficionados, Gracia supone un soplo de aire fresco. Como entrenador encarna las mismas virtudes que ofrecía en su etapa de jugador. Es analítico, ecuánime, honesto y muy humilde. Huye de las declaraciones intempestivas, de los gritos, y le gusta conformar vestuarios unidos, dialogantes, que supongan un verdadero equipo. En definitiva, no hace más que trasladar el reflejo de su personalidad como futbolista al papel de director de un grupo humano más amplio formado por hombres de todo tipo de caracteres.

Le gusta el fútbol ofensivo, de toque, con jugadores versátiles y que se incorporen con facilidad al ataque, como hacía él en su época de jugador en clubes como el Villarreal o la Real Sociedad con los que disfrutó en la máxima categoría. Callado, discreto, respetuoso, nunca tiene una palabra más alta que otra. Pero eso no le exime de imprimir carácter a sus jugadores cuando lo considera necesario. Apasionado de los entrenamientos cortos, pero muy intensos y en los que el balón tiene un papel estelar, destaca por ser muy dialogante con sus futbolistas. Además, le gusta estar al pie del cañón durante todo el día. Es de los primeros en llegar y de los últimos en salir. A pesar de no haber firmado aún su contrato, la pasada semana ya estuvo en las oficinas de La Rosaleda varios días conociendo las instalaciones, ya tiene dispuesto un despacho, y a todos los trabajadores, con los que departió varios minutos. Incluso solicitó ver el Museo del club blanquiazul para empaparse de su historia.


Su llegada a Málaga, no obstante, ha sido acogida con cierta frialdad por los aficionados tras su descenso con el Osasuna y, no nos engañemos, porque tiene mucho menos nombre e historia que los anteriores técnicos, Bernd Schuster, y sobre todo Manuel Pellegrini, el hombre que llevó al club blanquiazul a unos cuartos de final de la Champions League. Pero él asegura que no está preocupado por lo que opinen sobre su persona ahora, sino después de realizar su trabajo. Entre los detalles en contra de su forma de entrenar también se puede observar un cierto bajón físico en las rectas finales de cada temporada, como le ocurrió en el Villarreal B, el Almería (aunque al final remontó y ascendió) y en Osasuna. También le han achacado este último año que no haya sabido resistir la presión de algunos jugadores veteranos, pero todo ello no quita sus magníficas prestaciones. No obstante, ya desde el principio ha marcado algunas distancias con sus predecesores. Ha manifestado que abrirá los entrenamientos al público en general con cierta asiduidad, lo que no sucedía desde hace cuatro temporadas, en lo que significa un claro guiño a una masa social un tanto escéptica, al menos por ahora.

Ha firmado un contrato de dos años y ha prometido trabajo y dedicación, además de intentar realizar un buen fútbol que agrade a los socios. Sus palabras han sido claras: "Quiero que la afición esté orgullosa de mi, pero para jugar bien hay que trabajar, aprender los conceptos y los sistemas que nos ayuden a ganar. Intentaremos ser un equipo de ataque, combinativo, pero que no renuncie al juego directo, para lo que es necesario que encontremos el equilibrio entre ataque y defensa. Me gusta ganar, pero no de cualquier manera, sino intentando jugar al fútbol".

Se ha mostrado tranquilo con la plantilla que dispondrá y ha asegurado que contará con la gente joven. Desde luego, ganas no le faltan. Los dos últimos domingos ya ha podido observar 'in situ' a los juveniles, que disputarán las semifinales de la Copa del Rey ante el Real Madrid, y al conjunto filial de Tercera División. Seguro que alguno de estos hombres realizará la pretemporada con el primer equipo.


 Seguirá siendo serio, será difícil que regale sonrisas y grandes titulares, pero que a nadie le quede ninguna duda de que antes de cada encuentro lo habrá analizado de forma concienzuda y metódica con su equipo para cumplir el objetivo final: que la masa social esté orgullosa de su club. La era Gracia ya ha comenzado en el Málaga.




Artículo realizado por Javier Costillas (@CosimonJav).

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