Osasuna dio un golpe
de autoridad y venció, 0-1, a un Málaga dormido que desperdició la primera
mitad.
El fútbol es un deporte repleto de
contrastes. Cuando un equipo no obtiene resultados y no se reconoce, es
susceptible de dejarse ir, sobre todo si juega a domicilio. Cuando todos
esperaban un Osasuna cerrado, luchando por rascar un punto como fuera, se encontraron
con el reverso de la moneda. Es decir, once jugadores dispuestos a dejarse la
piel en el campo jugando al fútbol, si al fútbol con mayúsculas.
Gracia planteó el encuentro desde la
doble presión en el centro del campo, impidiendo a los rivales destapar sus
esencias. Cuando un hombre del Málaga quería controlar el esférico ya le
estaban esperando dos rojillos. Si el balón volaba de una banda a otra,
oscilación en perfecta armonía, de lado a lado, para cerrar todos los huecos. Y
a la mínima, dos toques rápido y balones a los espacios para coger la espalda a
la defensa del Málaga, horrorosa en la primera mitad. Como era previsible, las
ocasiones no tardaron en llegar. En el primer minuto, un fallo de Tissone
permitió a Oriol Riera presentarse ante Caballero, aunque rechazó bien. Era el
preludio del desastre local y del espectáculo visitante. Poco después lo
intento en dos ocasiones De las Cuevas, que tiró fuera. Mientras tanto, del
Málaga no había noticias. Un par de acercamientos de Duda, dos 'sustitos', y
punto. Era Osasuna el que seguía creciendo, cada vez con más confianza. Oriol
Riera, mediada la primera mitad, se coló por detrás de los centrales y remató a
bocajarro ante Caballero. Éste rechazó, pero el propio Riera terminó fusilando
al meta malaguista. El gol hacia justicia a Osasuna. No sería la última.
Después la tuvo en dos ocasiones Marc Bertrán, pero de nuevo se encontró con el
meta argentino. Hasta el descanso, coser y cantar para un enorme Osasuna que
borró al Málaga.
Schuster decidió quemar sus naves tras
el descanso y dio entrada a dos hombres de ataque, Pawlowski y El Hamdaoui por
Duda y Morales, desaparecidos en combate. Se notó desde el primer minuto y el
Málaga tomó el mando del encuentro. Osasuna comenzó a recular y a pasarlo mal.
Cambiaron las tornas por completo y el Málaga ya era otro, más reconocible, más
creíble y jugón. Con una furia renovada, los de Schuster robaban balones,
corrían como galgos y creaban ocasiones de gol. Santa Cruz puso a prueba a
Andrés y después Angeleri se encontró con un defensa, que rechazó su disparo.
También probó El Hamdaoui, pero no tuvo suerte. El balón golpeó en el brazo de
un defensa, pero Gil Manzano no vio penalti. Pudo ser la jugada del empate. Con
el partido loco, con el balón rondando las dos porterías, se llegaba a los
últimos minutos sin que el marcador se moviera. El Málaga siguió con su dominio
infructuoso y el Osasuna se defendía como gato panza arriba, incluso dentro de
su área. Pero la escasez de ideas de los locales era evidente y parecía imposible
que pudiera llegar un gol. Al final, tres puntos vitales para el Osasuna
gracias a su extraordinaria primera mitad. En la segunda parte sufrió, pero
supo aguantar ante un Málaga que desperdició 45 minutos y después no tuvo las
ideas claras para obtener un gol y al menos puntuar. Frenazo para los de
Schuster y golpe de moral para los de Javi Gracia.
- FICHA TÉCNICA -
0 - Málaga: Caballero; J. Gámez, Sergio Sánchez, Angeleri,
Antunes; Duda (Pawlowski, min. 46), Darder (Eliseu, min. 85), Tissone,
Portillo; Morales (El Hamdaoui, min. 46)
y Santa Cruz.
1 - Osasuna: Andrés Fernández; Marc Bertrán, Loties, Arribas,
Damiá; Sisi (Joan Oriol, min. 82), De las Cuevas (Oier, min. 69), Lolo (Puñal,
min. 74), Silva; Armenteros y Oriol Riera.
Goles: 0-1, min. 22: Oriol Riera.
Arbitro: Gil Manzano, Col. Extremeño. Regular. Mostró
tarjetas amarillas a Caballero del Málaga y a Arribas, Silva,
Damiá, Marc Bertran y Oriol Riera del Osasuna.
Incidencias: 26.000 espectadores en La Rosaleda. Se
guardó un minuto de silencio por el fallecimiento de los ex jugadores
malaguistas Manuel González y Gundemaro Paniceres.
Crónica realizada por Javier Costillas (@CosimonJav).
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