martes, 15 de octubre de 2013

Una derrota inesperado y dolorosa, Málaga Club de Fútbol.


La derrota del Málaga la última jornada en La Rosaleda ante el Osasuna fue inesperada, muy dolorosa y ha escocido a los aficionados, que se las prometían muy felices, y a los propios jugadores y entrenador. ¿Accidente, relajación?. Esas son las cuestiones que están pendientes y a las que Schuster deberá poner remedio. Ahora dispone de casi dos semanas para corregir defectos y no volver a tropezar en la misma piedra.

No hay nada peor en el fútbol que creerse lo que uno no es. El Málaga no conocía la derrota desde agosto, en concreto desde la segunda jornada de Liga ante el todopoderoso Barcelona. Cinco encuentros consecutivos puntuando y dejando buenas sensaciones. Llegaba un partido en casa ante un rival de la parte baja, con muchos problemas para marcar goles y con un cambio reciente de entrenador. Así que todo parecía hecho antes de jugar. Pecado mortal.

A estos niveles de competición, en la élite del fútbol español, los excesos de confianza se pagan, y muy caros. Los jugadores del Málaga lo hicieron con creces y desean enmendar su error cuanto antes. Son conscientes de su pésima puesta en escena y de que 'tiraron' la primera mitad. El 0-1 al descanso hacía muy poca justicia a un Osasuna que jugó a placer, dominó y creó un sinfín de ocasiones que sólo una vez Oriol Riera fue capaz de acertar, bien por la falta de puntería de sus compañeros o por ese muro llamado Caballero, que paraba todo lo que pasaba por delante.



Es evidente que cuando un equipo ha sufrido demasiados cambios y ha perdido calidad estos 'vaivenes' se pueden suceder en el momento más inesperado. Y es evidente que hay que dar tiempo al tiempo. El equipo aún no está hecho y la irregularidad resulta una moneda común. Hay que acoplar a los jugadores, dar minutos a los más jóvenes y esperar. Pero también es verdad que por lo menos hay que entrar en un campo de fútbol con ganas de jugar, con concentración y sin dar síntomas de grandeza. Es decir, desde el primer momento hay que estar 'activado'. Y ahí pecó el conjunto dirigido por Schuster, que se desgañitaba y era incapaz de que sus hombres le atendieran. El Málaga estuvo contra las cuerdas, aturdido, golpeado como un boxeador en su esquina, 'grogy', en definitiva. Y tuvo suerte. Llegó vivo al descanso con sólo un gol en contra.

Otro problema grave: la dificultad para llevar la iniciativa cuando los rivales se ponen por delante y se encierran cerca de su área. La segunda parte sirve como ejemplo notorio. Los cambios de Pawlowski y El Hamdaoui reactivaron a un equipo caído, roto, descabalado. Pero es obvio que no hay un jugador que destaque por su técnica y calidad en el medio campo. Sólo Portillo es capaz de manejar los tiempos cuando está 'enchufado' y por ahora ha demostrado su calidad a cuentagotas. El resto se ve incapaz de encontrar los agujeros en la defensa rival. Tissone  y Darder, hasta el momento muy bien, no tuvieron su día. Estuvieron desconocidos y desorientados y su equipo lo notó. Duda y Morales, los más técnicos, se fueron al banquillo al descanso porque eran incapaces de dar dos pases en condiciones y no cerraban a sus pares. Y la defensa, lo que más ha trabajado Schuster, fue un coladero por el centro. Sergio Sánchez y Angeleri vagaron por el césped y no olieron el balón en la primera mitad.

Con este panorama, tras el descanso el Málaga se entregó a la movilidad de El Hamdaoui, la pelea de Santa Cruz y un posible chispazo de Pawlowski, como en Valladolid. Sólo con presión y con orgullo el Osasuna, físicamente tocado por el esfuerzo realizado, fue cediendo metros. Las ocasiones comenzaron a llegar para los locales, que, ahora si, metieron a los navarros en su área. Sin embargo no tuvieron acierto en los remates. Incluso ya en el tiempo de descuento el colegiado Gil Manzano no vio un penalti por manos de un defensa navarro. Es decir, en un pésimo partido el Málaga pudo salvar al menos un punto.




Ahora sólo queda trabajar y trabajar. Intentar corregir errores y salir siempre a competir. Si, a competir como en las jornadas anteriores y como debe hacer un equipo de fútbol. Respetando a los contrarios y sin confianzas. Y la primera ocasión será la próxima semana en el Bernabéu, terreno inhóspito por naturaleza y por historia.





Artículo realizado por Javier Costillas (@CosimonJav)

0 comentarios :

Publicar un comentario