martes, 4 de noviembre de 2014

Jémez para bien y para mal, Rayo Vallecano 2 - Eibar 3.

Abierto, entregado, valiente. En exceso. Así es el Rayo de Paco Jémez, un Rayo que aprieta cuando otro equipo bajaría los brazos y que concede espacios cuando otro replegaría. Un Rayo que da espectáculo pero pierde puntos y que por no traicionarse a sí mismo pasó de la gloria al fracaso en cuestión de minutos.

Vallecas fue el escenario de tal historia de amor-odio. Amor cuando en lugar de rendirse, su equipo ataca sin concesiones, y odio cuando se olvidan de mirar el retrovisor. Y es que los locales fueron capaces de lo mejor y lo peor. Los de Jémez, como siempre, mimaban la pelota mientras que el Eibar aguantaba atrás e intentaba hacer sangre en las contras. Lo consiguió. Fiable atrás y oficioso arriba, el conjunto de Ipurúa lograba adelantarse en territorio extranjero gracias a un penalti transformado por Arruabarrena. Tras una intensa lucha inicial, el Rayito se hacía con los mandos en la medular, pero los visitantes, especialmente tras el primer tanto, aguantaron bien las embestidas franjirrojas y supieron sacar petróleo de los espacios. Así, a los cuatro minutos de la reanudación, Piovaccari mostró su picardía colándose entre la zaga local para recibir un pase interior y batir por bajo a Cobeño. Con el 0-2 llegó el éxtasis vallecano. Jémez sacó a relucir la personalidad incuestionable de sus hombres, que en cuestión de un minuto igualaron el partido. Antes, de nuevo Piovaccari en una contra pudo hacer la sentencia. Del 0-3 al 2-2, y Leo Baptistao apretó los dientes. En el minuto 68, Licá colgaba un balón al área vasca para que el ariete brasileño recortara distancias, y justamente después de que el Eibar pusiera el balón en juego, una cadena de errores defensivos propiciaban que de nuevo Leo rematara al primer palo un pase lateral. Bendita locura en Vallecas.

Los jugadores del Eibar celebrando un gol ante el Rayo

No todo el espectáculo fue mérito y demérito del Rayo. El Eibar, que parece jugar en otra liga, confirmaba su buen momento de juego reponiéndose a este mazazo. Tragó saliva y salió bravo a intentar hacerse con la victoria. Parecen los blaugranas haberle cogido la medida a los rivales directos, algo que pusieron de manifiesto Abraham y de nuevo Arruabarrena. Un centro preciso del extremo lo remató como buenamente pudo el mediapunta para certificar la victoria en el 87’. Ahora sí que no hubo tiempo de reacción. Esta vez la moneda que Jémez se guarda en el bolsillo cayó de cruz. La ruleta rusa disparó fuego amigo y el Rayo desaprovechó la locura momentánea de las tablas. El Eibar sigue venciendo los duelos clave y se coloca ya noveno en liga en un arranque liguero soberbio. Ayer, en Vallecas, sello Jémez para bien y para mal. 







Autor: Hugo Fernández (@HugoFer9)

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